¿En dos palabras? UNA PASADA 🙂
Al inicio fue muy difícil: encontrar un piso en Suiza no es tarea fácil y eso te quita mucha energía y moral, algo que solo el que lo vive aquí sabe hasta qué punto puede desgastar… Pero una vez conseguido y llegado al tope de fondues por año que puedo tomar, te sientes como si te hubieran dado una «Green card» de «le damos el derecho a quedarse aquí y disfrutar de nuestro país!» y todo empieza a encajar… Ahora, siento que mi experiencia como expat está siendo muy guay, que la estoy disfrutando a tope. Imagino que todas las experiencias como expat son parecidas en este aspecto y cada uno le da su propio color según su identidad y necesidades personales. La mía en Suiza está siendo una experiencia muy muy enriquecedora, con aprendizajes que me van a quedar para toda la vida (¡o no! jajaja -después de dos retiros de meditación soy consciente de que todo cambia :-)), muy positiva, muy divertida y sobretodo, variopinta.
Las 3 cosas que más me están enriqueciendo en Suiza:
1.- Lo primero, y es una de las cosas que más me apasionan de Suiza, el enorme clima multicultural que hay aquí. Estoy haciendo amigos de todo el mundo: de Kenya, de Somalia, de Camerún, de Uganda, de Perú, de Hungría, de Holanda, de Inglaterra, de Sri Lanka, de Italia, de Colombia, de México, de Brasil, de Francia, de Alemania, de Thailandia, de India… Me estoy creando mi propia familia de amigos donde, al estar todos sin nuestra familia aquí, nos sentimos más cerca los unos a los otros des de el primer café cuando esa xispa existe.
Ese intercambio cultural, encontrandonos con inquietudes similares aunque vengamos de trayectorias muy dispares, enriquece muchisimo a nivel personal y da pie a muchas carcajadas (sobretodo cuando hay que recurrir a carotas y mímica para hacer comprender alguna palabra que no encontramos como se dice en ningún idioma que se hable en común), a aprendizajes, a buenos momentos compartidos, a nuevas quedadas, a nuevos amigos que te presentan o presentas, y la red no hace más que expanderse y sientes tan cerca una representación de todo el mundo en pocos metros cuadrados que ni la ONU!
Experimentas en cada intercambio que no importa raza, religión, filosofía o color de piel, en el fondo todos somos humanos, todos deseamos que nuestros seres queridos estén bien, todos nos empachamos si nos pasamos con el chocolate, todos nos reímos cuando uno se equivoca hablando por alguna chorrada, todos nos estresamos cuando vemos un accidente, etc. La igualdad va mucho más allá de las apariencias. Y creo que, y este es un regalito creo de mi identidad creativa, estar quedando continuamente con gente de todo el mundo con maneras de ver el mundo y opiniones tan dispares a veces a la mía, y estar continuamente abierto a conocer gente nueva y recibirles con el corazón abierto, me da un montón de ideas de nuevos proyectos y posibilidades de vida que tal vez antes no me había planteado. Así que os animo a todos a salir de vuestra zona de confort «amical» y a conocer a gente de todas partes con opiniones dispares enriqueciendo vuestro punto de vista y vuestra vida!
2.- Lo segundo que me estoy llevando de vivir en Suiza es la belleza de su naturaleza. Me está encantando verme rodeada de ella y poder estar en contacto con ella cada día. Montañas, lagos, campos de cultivo, flores… Respirar un aire fresco, puro… Casas de pocas plantas de altura que dan más importancia al verde y a los campos que al betón y al cimiento. Recorridos en bici entre campos de flores. Paseos a pie. Vistas increíbles de los Alpes… Sinceramente, no me esperaba que me fuera a gustar TANTO vivir rodeada de naturaleza (al final, he vivido casi 20 años en ciudad y solo le daba el valor que tiene los fines de semana con las escapadas). Me está enganchando a tal punto que cuando voy de visita a Barcelona siento que los edificios de la ciudad, altos y grises o marrones, se me comen, y eso no me pasaba antes. Ahora entiendo el concepto «calidad de vida». Vivir rodeado de naturaleza y poder tener el lujo de contemplarla cada dia es un regalo para el alma y para la salud que llena los pulmones. Tomas mucha conciencia de la importancia de cuidar todo lo que muchas veces damos por sentado.
Y ahora mismo no cambiaría por nada del mundo donde vivo ahora, pudiendo ver las montañas cada día a lado y lado, un inmneso lago al sur (5 min a pie jajaja), campos de flores de colza, otros de cultivo, vacas, flores frescas cada dia…
Confieso reaccionar como una niña cada vez que veo una vaca (y eso es casi cada día :b) como si fuera la primera vez que viera una vaca en mi vida, y ya llevo 8 meses aquí! Y que esa ilusión no muera nunca! (en nadie!!)
3.- Los voluntariados. Este punto es muy personal y es mi propia opinión. Creo que apuntarse como voluntaria en una organización acorde a tus valores y en la que te gusten sus proyectos, ayuda mucho a la integración y a comprender más de la cultura desde su seno. Te ayuda a comprender el mundo y a que te de impulso para tomar acción social en solucionar cosas y aportar tu grano de arena a cosas que deben solucionarse en este mundo. Porque que el mundo sea mejor depende de la acción cotidiana de cada uno de nosotros.
Mismo en Barcelona, cuando empecé como voluntaria en el barrio del Raval con niños immigrantes en riesgo de exclusión social (si alguien está interesado en voluntariado con niños en Barcelona, les recomiendo al 100% echar un ojo a «Casal dels Infants per l’acció social als barris», aprendí muchísimas cosas sobre condiciones de vida de familias que viven en mi ciudad y sobre el barrio mismo que de otra manera nunca habría conocido.
Estoy encantada con mi voluntariado en Suiza con niños hospitalizados. Visito, en hospitales, a niños que han venido de África, Irak o Haití (la mayor parte) de condiciones muy precarias y que han venido para ser operados urgentemente de operaciones muy delicadas sin infraestuctura para ellas en su país de origen. Vienen solos, sin su familia, con lo que un acompañamiento durante su estancia aquí es crucial para sus emociones. No hay que ser aprensivo para hacer este trabajo… Haciendo el voluntariado es como he conocido a mucha gente local -de otra manera, casi solo se conocen expats-, que me hablan más sobre su cultura y pequeñas cosas que de otra forma creo que «aprendería a ostias» si no fuera porque mi pareja es suiza y ya me explica de antemano todo lo que debo saber.
He hecho amigas enfermeras y otras voluntarias (de la misma fundación que la mía pero también de otras) de profesiones muy diversas, con las que compartes una acción muy especial y eso se nota cuando sales a compartir una comida o dar un paseo…. Pero también conoces a todos estos pequeños soles inocentes de todo el mundo, que no volverás a ver puede que jamás (a veces nos envían una foto cuando regresan a su país pero raramente), con los que compartes unos momentos que siempre tocan el corazón. Sus miradas, sus sonrisas, su coraje, su valentía, su lucha para salir con vida en un país diferente al suyo en el que no entienden nada para poder regresar con los suyos, son un aprendizaje único de vida que te hace ser consciente de la de recursos que disponemos y muchas veces damos por sentado. Sonreir es gratis, y da mucho más que tantas cosas…
En resumen, estoy ENCHANTÉE de mi vida en Suiza 😀 Fue telita al inicio (vine sin nada -literalmente, vine solo con mis cajas de ropa-) pero tras la (difícil) lucha inicial para establecerse, en la que (y aquí es cuando digo que todo tiene siempre su parte buena) se aprende mucho y te fortalece mucho como persona, los pinitos están dando ya sus resultados y no podía ser mejor 🙂
Deseo que todos estéis hiper felices haya donde estéis!! Os dejo con una frasé que leí por azar esta mañana en el tren:
Be happy my friends!
PD: Para ver fotos sobre escapadas que hemos hecho por Suiza, click aquí 🙂
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