Salgo de una de mis tardes de voluntariado en el hospital de Lausanne CHUV, donde hago compañía a niños sin recursos que vienen de muy lejos sin su familia para ser operados de intervenciones muy delicadas. Nunca antes habían salido de su país y vienen aquí y se les llena de tubos, cuerdas e intervenciones (click aquí para más información acerca del voluntariado con Terre des Hommes en Suiza).
Hoy ha sido una tarde de aprendizajes importantes, de realizar que dar ES recibir. Como voluntaria, doy mi tiempo a estos niños, la compañía que necesitan, una mano, una caricia… Pero ellos hoy me han enseñado mucho. Me han enseñado que qué más da estar hospitalizado, tener que vivir con una sonda o hacer tus necesidades artificialmente en un saco que llevas atado a tu cadera, o incluso estar atado a una cama mirando al techo sin poder moverte durante días (literalmente) porque una parte de mi cuerpo esté abierta…
Me han enseñado con una madurez e inteligencia humana hiper admirable (Malick tiene 4 años y Juliana apenas año y medio) que todo lo que ha de ser, es, y no se lucha para que no sea como es: se deja ser y uno focaliza la atención en otra cosa. Ellos hoy han decidido focalizarla en todo aquello que les da vida: vamos a ver el sol, vamos a pasear por el pasillo, jugamos a fútbol (sin apartarme de mi sonda porque es mi alimento) pero eso no quita que pueda jugar a ser el campeón y pasármelo pipa…. De tanto reír, Malick vomita. Y le pasa cada vez que ríe mucho dado su estado de salud. Tras el vomito sin queja alguna, le pregunto si está bien y si necesita sentarse un rato y su respuesta, decidida, aun con la boca empapada y manteniéndose en pie es: «No!! Continuamos jugando al fútbol! No quiero parar!» Y lo dice mirando la pelota que hace que le brillen los ojos cuando la ve. Nada de victimismos, quejas ni importancia a la enfermedad. Solo vitalidad, continuar hacia adelante, y avanzar pasándolo bien de la manera más creativa posible.
Hoy ha sido una tarde de juegos, de risas, de olvidarse que se está conectado a maquinas y de que la vida a veces no está en nuestra manos, pero lo que si está en nuestras manos es la actitud que tomamos frente a ella. Yo no voy a dejar de jugar al fútbol al sol aunque me rompa una pierna, porque siempre se puede encontrar una manera de hacer algo que te gusta. Porque al final, ¿quien es el que pone los limites de lo que se puede hacer en la vida?
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