Novi Sad es la segunda ciudad más grande de Serbia, aunque «grande», en Novi Sad, se traduce en 106.2 km2 🙂
Se encuentra a unas 2h en coche de Belgrado, hacia el norte. Entre las dos ciudades, la vida transcurre hoy con tranquilidad en un paisaje plano, lleno de campos de cultivo, pequeños pueblitos, y agricultores / granjeros con sus animales.
El centro de la ciudad de Novi Sad está renovado y es muy bonito a visitar. Casitas de no más de 3-4 plantas de altura, de distintos colores, y, como no, un sinfín de terrazas para tomar algo a todas horas del día, desde cafés, tés o zumos de fruta naturales, a copas fiesteras a las tantas de la noche que nos recuerdan que estamos en Serbia.
Considerando su tamaño, sorprende que tengan edificios religiosos de distintas religiones: cuentan con una sinagoga, una iglesia católica, otra protestante, ortodoxas (la religión local), rusas y también edificios islámicos.
Hay muchísima vida y color en las calles del centro, lleno de puestos de palomitas (les encantan las palomitas!) y de nubes de azúcar. La gente no duda en salir a pasear y airearse por la ciudad. Merece mucho la pena venir a conocerla si se visita Belgrado. Se puede ver en unas 2-3 horitas.
Para comer, os recomendamos el restaurante a orillas del río llamado «Picnic»: comida tradicional serbia, muy muy buena y bien de precio, en un ambiente muy íntimo y lleno de amor en cada detalle del restaurante. No es turístico al no encontrarse en el centro de la ciudad y, al estar a orillas del río, le da un encanto especial. ¡Muy recomendable!
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