Nos adentramos en el Valle Maggia, el valle Mágico. Me atrae su nombre, despierta mi imaginacion y la llena de bosques verdes y frondosos, cascadas que caen con fuerza, huecos donde las hojas de los arboles dejan entrar la luz solar creando vida en este lugar, hadas despertando las mariposas y el polen de las flores…
El Valle Maggia es un valle alpino de la región de Ticino, la parte Suiza Italiana del país. Su nombre no decepciona: Es una región de extraordinaria belleza que empieza en el corazón de los Alpes y sigue su camino hasta el Lago Maggiore (enorme lago ubicado entre Suiza y Italia). Un camino lleno de curvas pronunciadas y casi intocado. Mareante. Un valle donde la naturaleza es la protagonista, donde emergen de tanto en tanto pequeñas comunidades de casas de piedras con una arquitectura tradicional de la región, pueblos pintorescos alejados unos de otros, con su propio dialecto, y de 2 a 5 familias habitando en él, con su iglesia en el centro ofreciendo unas vistas imponentes a los Alpes que dejan sin aliento. Un valle donde la naturaleza, la cultura, la emoción y el sabor se unen a la perfección.
Cascadas de una longitud que la vista no llega a acaparar, rocas de una belleza extraordinaria, incontables senderos que se adentran en el valle para explorarlo a pie y elegir si quedarse en su falda o subir hasta sus 3.000 metros de altura, pasando por pueblitos entre tu camino, y una flora y fauna que regala su mas pura esencia y color. Me encantó la sonrisa llena de belleza, abrazo y calidez, de la “nonna” (abuela en italiano), que salió de su cocina con sus sencillas ropas estampadas a cuadros cuando vio que dos senderistas pasaban frente a su casa de piedras perdida por los Alpes de la Suiza Italiana, después de 1h de camino a pie subiendo por la ladera del valle. Nos miraba enviándonos con su sonrisa una gran acogida a su tierra. Vive en una casa tradicional de piedra construida hace decenas de años, en una pequeña comunidad donde hay 4 casas más y una fuente de agua potable de montaña. Me encantó también el parque para sus nietos en este perdido lugar, frente a su casa, con vistas de vértigo a los imponentes Alpes y pudiendo llegar a ver alguna otra pequeña aldea en la distancia. Nada más. Aire puro y fresco, olores sin mezcla a contaminación, y colores que cambian radicalmente según la estación del año.
Un valle donde reconectar con la naturaleza, con sus olores, colores, y tacto, y con la sencilla vida de antaño.
Sobre Ticino:
Ticino es la parte italiana de Suiza. En ella se respira un ambiente mediterraneo. Los ticinenses visten diferentes al resto de suizos: más relajados y tal vez más coloridos. Menos preocupados por el dinero y más presentes en vivir con la naturaleza. Abundan las palmeras en la región, es la parte tropical de Suiza, porque chicos, ¡Suiza también tiene playas, palmeras y sol! No todo es queso, vacas y bancos…
Los pueblitos también tienen un aire de Italia, con sus pannettonerias, callejuelas con bares típicos y letreros en italiano, restaurantes con aroma a pizza recién hecha y pequeñas iglesias.
La capital de Ticino es Bellinzona, ubicada bajo las montañas dejando atrás los Alpes y protegida por imponentes fortificaciones, que comprenden tres de los castillos medievales mejor preservados de Suiza. Los castillos de Bellinzona estan catalogados como Patrimonio Mundial de la UNESCO (entre la región de Lavaux, los castillos de Bellinzona, el puente de Lucerna y otros mágicos lugares, Suiza despunta en lugares únicos en el mundo!). Son considerados como los ejemplos más importantes de hoy en día de la arquitectura de defensa medieval de los Alpes.
El casco viejo de Bellinzona conserva el estilo italiano: pequeñas calles que llevan a plazas, esquinas sin salida, cafeterias con sus Panettones…
